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Cuando te quedas espectante ante un mundo
que no para de moverse;
gira y gira, y parece olvidarte.
Vas recogiendo tus pedazos que se desgarran de tu alma
sin saber cómo recomponerlos...

Recuerdas el vagar de aquel fantasma que te miró a los ojos,
que acarició tus palabras.
Recuerdas mientras se te saltan las lágrimas,
mirando hacia el cielo y no viendo nada.

El Amor, como un espectro,
ocupó un cuerpo que te decía "te quiero",
que te miraba absorto, mientras que, sosteniendo tus manos,
te susurraba al oído: "todavía te espero".

Travieso fantasma, cruel pasajero,
que dejó su ausencia en un cuerpo inerte,
ya sin pupilas ni susurros,
sin latidos ni besos.

Y quedas esperando,
mirando parada a unos ojos que no son los mismos,
oyendo palabras frías de una voz distante,
que se diluye en el tiempo y te abandona sin lamentarse.

Se parten las cadenas que te ataban a la vida;
quedas libre en un camino lleno de refugios,
donde ves entrar a gente,
mientras que tú no atinas a encontrar el tuyo.

Libre, en el desierto, vuelves a buscar esos ojos,
y esperas, esperas..., amando y lamentando,
recordando aquel brillo que te miraba,
y que ahora es sólo silencio...; vacío antojo.

Callada ante el mundo, gritando sin palabras,
andando con tu eterno nudo en la garganta,
que te oprime y te ahoga,
te delatas ante el espejo, donde aún ves encendida la llama,
un hilo de fuego que va quemando tus entrañas;
un fuego sin lumbre, un calor que abrasa;
sola con tus suspiros, siempre esperando, esperando...,
la ilusión de unas palabras, que pertenecen al olvido,
a la ausencia de un fantasma.

Buscando unos ojos buscas la esperanza,
pero sólo queda un mirar vacío,
una mentira y miles de lágrimas.

Al final te das cuenta de que el amor no es externo,
que va dentro de nosotros,
que es un espectro que migra de cuerpo en cuerpo,
alimentando una ilusión perdida, un caminar sin rostro.
Quien busca le encuentra; quien le ve desespera.
Es fundirse en un abrazo de una mortal quimera,
pero de eternos lazos.

Y al final todo pasa...,
es barrer los pedazos...
y quedar sin nada.

1 comentario:

dulce dijo...

Barriendo pedazos, lavando recuerdos, desandando caminos, insensibilizando caricias... y aún no sé si nos quedé el olvido.

"Me he enamorado de un fantasma, yo soy el lugar de sus apariciones"
Octavio Paz.


Besos.