El destino no lo quiere...

"No me mandes hablar, mándame que calle, pues el secreto es un deber para mí; desearía mostrarte el fondo de mi alma, pero el destino no lo quiere.
El sol, en su carrera, en la hora debida, expulsa a la obscura noche y tienen que iluminarse las tinieblas; la dura roca abre su seno y no le niega a la tierra los profundos manantiales que se esconden en ella; cada cual busca reposo en los brazos de su amigo y allí su corazón puede derramarse en quejas; pero un juramento me sella los labios y sólo un dios sería capaz de hacérmelos abrir".


Los años de aprendizaje de Wilhelm Meister, J. W. GOETHE.

2 comentarios:

dulce dijo...

Hay amigos sólo para escuchar, otros para depositar lágrimas en un hombro. Y hay otros, los menos, que quieren oir y ser escuchados, recibir una palabra de aliento y entibiar una esperanza con la suya.
Hay amigos que son libros abiertos, donde se pueden escribir las historias que los labios nunca contarán al viento...
Gracias por permitirme escribir en tí. Y te recuerdo que yo también soy libro abierto.

dulce dijo...
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