En un
intento por salir adelante nos podemos quedar todo un país cojeando; esa es la
actitud política ante las cosas importantes de su pueblo.
Cada uno de
nosotros formamos un pilar importante en la construcción de este país, cada
español hace que España exista y esté al nivel que mentalizamos. El problema
del español es que toda su vida se ha visto relegado frente al vecino; incluso
nuestros políticos, los que han sido elegidos por todos nosotros, sienten esa
inferioridad que convierte al nombre de España en un país de segunda categoría.
Sin importar el bando de cada uno, el complejo se hace en sus mentes, y en las
mentes de todo el pueblo en general, por costumbre, sumiendo al país en una
crisis constante de la cual no nos levantaremos si no confiamos en que podemos
levantarnos.
Miramos
hacia Alemania, hacia Francia, y vemos grandes potencias; pero ¿qué nos hace
diferentes ante ellas?, nuestra mentalidad, nuestro sentido de inferioridad. La
misma historia nos lo ha demostrado; España, como Alemania y Francia, ha caído
constantemente; pero a diferencia de estos países, el español se ha sentido
débil para levantarse. Tenemos un punto estratégico en el globo terráqueo
único; hubo momentos, ya sea por desesperación o codicia, que quisimos
conquistar el mundo, y grandes territorios conquistamos, pero por el afán
español de sentirnos mediocres (generalizo, sin afán de molestar), quisimos
mostrar una superioridad, que sabíamos que no merecíamos, sometiendo al pueblo
invadido, en vez de buscar un hermanamiento, un verdadero imperio, nuestros
antepasados ganaron a pulso la enemistad de un nuevo mundo y el hundimiento
desde el principio de un imperio que nunca fue tal, porque nunca aspiramos a
ello.
Así es el
español, que nunca aspira a nada, y así son los líderes que tenemos, que
aspiran a contentar al país vecino que sienten superior a nosotros. ¿Son
realmente líderes nuestros gobernantes?
Mientras que
cada uno de vosotros, españoles, piense que no saldremos adelante, mientras que
oigamos a nuestros líderes decir que nos costará salir o que harán cosas que no
les guste al pueblo, hasta tal punto de que éste vaya a protestar
irremediablemente, sabremos que ésos que elegimos no son verdaderos líderes, y
es porque tal vez nosotros no somos un verdadero pueblo. No estamos unidos como
debiéramos, aún no hemos vencido el pasado; y no consiste en olvidar lo que ya
pasó, sino en aceptarlo, condenando lo negativo y agradeciendo las cosas buenas
que entre todos hemos conseguido, y que juntos lograremos si creemos en ello.
"La rendición de Breda" (1634-1635), VELÁZQUEZ.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario