Si le hubiesen dicho a George
Orwell que su novela sería una visión casi exacta del futuro, seguramente no se
habría extrañado. Sólo que él había predicho que se cumpliría en 1984, pero
sería en 2001 la fecha elegida por los gobiernos para llevar a cabo el tipo de
dictadura descrita por Orwell.
Hasta se hace más “tierna” la
visión del escritor. Seguramente les sirvió a los de la élite para perfeccionar
su plan de control mundial. Una vez más, la literatura actúa como profeta de
nuestra realidad.
En boca de todos, a la hora de
hablar de la literatura profética, está el nombre del famoso Julio Verne. Lo
que en su época era catalogado como ciencia ficción, el futuro (nuestro
presente) lo ha superado. Y es que sería demasiado tiempo 80 días para dar la
vuelta al mundo. Con una semana hay suficiente, e incluso hasta puede sobrar
tiempo.
Si Orwell hubiese imaginado
que terminaría siendo el hombre el que accede a entregar sus datos y privacidad
con tal de llamar la atención por internet, seguramente no se lo podría creer.
Todavía algunos ven con
fantasía la parte de la novela en que se intenta dar a entender que la élite
tiene un especial interés por borrar el pasado de la historia. Muchos, en la
actualidad, no querrán apreciar la similitud. La pérdida constante de ciudades
antiquísimas por parte de grupos terroristas que actúan como fantasmas a los
ojos de quienes dominan el mundo sirve para escribir una nueva temporada de
“Historias para no dormir”.
También es increíble como
mucha gente, obsesionada con la televisión, cree que la historia que le cuentan
en series o películas ocurrieron tan cual las ve. Al mismo tiempo, los
gobiernos aliados del mundo se ponen de acuerdo para borrar la asignatura de
filosofía de las escuelas. Ahí comienza el borrado de la historia del
pensamiento de las instituciones; obviamente, esto consigue no despertar la
curiosidad del alumnado por preguntarse a sí mismo de lo que le rodea, además
de no generarle interés por una carrera tan importante y antigua como la misma
razón humana. El objetivo es tener el pobre argumento de quitar esta carrera de
las universidades con la justificación de que no hay alumnos interesados.
Francisco Javier González de Córdova
Artículo publicado en EDQM
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